Actualmente en España viven entre 7.000 y 12.000 transexuales, los cuales deben de enfrentarse día a día a multitud de dificultades. La teoría está clara: sus derechos son iguales desde el año 2007, año en el que la Ley de la identidad de género salió a la luz.
Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud, a día de hoy, considera la transexualidad una enfermedad. Exactamente la recoge dentro del apartado de "trastornos de la identidad sexual", que pertenece a un grupo más amplio de "trastornos de la personalidad y del comportamiento del adulto". Así, la transexualidad es equiparada a trastornos tales como la cleptomanía y la ludopatía.
Como consecuencia de ello, el pasado 23 de Octubre tuvo lugar la celebración de Día Internacional de la Lucha por la Despatologización de la Transexualidad.
La Red Internacional por la Despatologización Transexual es quien impulsa la iniciativa. Así, convocará protestas hasta 2012, cuando la OMS revise el documento que sirve de guía médica en todo el mundo.
Cabe destacar que el Gobierno español se ha implicado en la causa y apoya que se la deje de considerar como enfermedad. Así, el Ejecutivo "solicitará a la OMS la eliminación de la transexualidad de la Clasificación Internacional de Enfermedades y de su consideración como tal en los manuales especializados de referencia, a fin de contribuir con ello a avanzar en la difusión y promoción de los valores de la igualdad".
Por su parte, el Parlamento Europeo aprobó a finales del mes de septiembre una resolución en la que exige se deje de considerar la transexualidad como una enfermedad mental.
En mi opinión, creo que la OMS debería dar una solución inmediata, ya que mantener esta situación solo da lugar a la estigmatización del colectivo. La clasificación de la OMS está totalmente desfasada y es, en muchas ocasiones, utilizada como justificación para la discriminación.
En mi opinión, creo que la OMS debería dar una solución inmediata, ya que mantener esta situación solo da lugar a la estigmatización del colectivo. La clasificación de la OMS está totalmente desfasada y es, en muchas ocasiones, utilizada como justificación para la discriminación.
Es innegable que el rechazo social sigue existiendo (hay que tener en cuenta que es uno de los colectivos más vulnerables a la exclusión social), y dicha consideración fomenta los prejuicios. El rechazo se hace evidente en nuestra sociedad, solamente hay que prestar atención a las cifras. La alta tasa de paro que afecta al colectivo es realmente alarmante, se estima que ronda entre un 60% y un 80%.
Publicado por: Aida Giménez.
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