Hoy es el Día Internacional contra la Trata de Seres Humanos, seres como nosotros y nosotras que un día se cruzaron con organizaciones criminales despiadadas que actúan en nuestras calles. Y pensamos que no nos afecta. Que proxeneta es sólo aquel que se lucra con la esclavitud sexual. Pero proxeneta también es el que se beneficia de ella: el cliente que recurre a la prostitución sin querer saber qué hay detrás; el medio de comunicación que vende su espacio para anunciar ese inmundo negocio porque le proporciona unos cuantos millones de rédito; o el proveedor que sirve productos a un club de prostitución o local de alterne sin cuestionarse a dónde va a parar su mercancía.
El beneficio de la explotación engrosa las cuentas de organizaciones criminales, de los proxenetas. Cuentas multimillonarias que no entienden de derechos humanos de cientos de miles de mujeres, cuentas acrecentadas con lo que pagan innumerables clientes que prefieren ignorar la terrible situación de esas mujeres, adultas o menores, que les proporcionan un cuestionable placer. Las víctimas viven en nuestra calle, en nuestro barrio, en nuestra ciudad. Son nuestras vecinas y vivimos ajenos a su esclavitud, a su vida de terror y destrucción, a su aislamiento y a su sometimiento total.
Desde las instituciones y las asociaciones trabajamos duramente por erradicar este horror de nuestra civilización. Se está desarrollando el Plan Integral de Lucha contra la Trata con la implicación de todo el Gobierno, los operativos policiales se suceden con éxito y la protección de las víctimas es un asunto prioritario. Es indudable que hemos avanzado en esta lucha, pero no es suficiente. Toda la sociedad debe levantarse contra este terrible fenómeno. Aquí y ahora.
Laura Seara. PÚBLICO.
Con el objetivo de proteger a las mujeres, víctimas principales del comercio sexual, existen a nivel europeo, dos modelos importantes que tratan de poner fin a dicha explotación.
Uno de ellos es el modelo sueco, donde en 1999 se aprobó una ley que, por un lado, penaliza la compra de servicios sexuales y por otro, despenaliza la venta de dichos servicios. Es decir, los hombres que quieran beneficiarse de los servicios sexuales de las prostitutas serán condenados por ley, además de proveer amplios fondos para servicios sociales integrales dirigidos a cualquier prostituta que desee dejar esa ocupación.
Como consecuencia de la entrada en vigor de la ley, tras cuatro años de aplicación, la policía y los servicios sociales facilitaron información que permitió conocer un drástico descenso en la prostitución, en el número de hombres que compraron estos servicios ilegalmente y en el reclutamiento de prostitutas.
Según este modelo, considerar a las prostitutas como víctimas de coerción y violencia por parte de hombres requiere que un gobierno primero pase de ver la prostitución desde la óptica masculina a verla desde los ojos de las mujeres. Y los países, en su mayoría si no es que prácticamente todos, continúan viendo la prostitución y cualquier otro asunto desde una óptica predominantemente masculina.
Más información sobre el modelo de comercio sexual sueco en: http://www.justicewomen.com/cj_sweden_sp.html
Por otro lado, el modelo de los Paises Bajos prefiere optar por legalizar y regular la prostitución como una profesión como cualquier otra. Así, las personas que ofrecen prostitución son controladas en aspectos médicos, higiénicos y fiscales, y tienen derechos y seguros sociales como cualquier otro trabajador.
La legalidad de la prostitución abarca solamente los casos de prostitución voluntaria.
Por otro lado, existe una preocupación activa del gobierno por controlar los casos de personas que se vean obligadas a hacer prostitución. Hay mafias que trafican con personas, que llevan de un país a otro, y las obligan a prostituirse. Las personas que sufren esas situaciones, son esclavizadas, atemorizadas y amenazadas con represalias a sus familiares, por lo que resulta muy difícil conseguir que denuncien a sus explotadores. Por ese motivo, el gobierno da garantías de ayuda y protección a quienes tengan el coraje de hacerlo.
Ante estas dos posibles vías de reducir o controlar el comercio sexual y la trata de seres humanos, no es fácil hallar la forma moralmente correcta.
Reflexionando sobre lo expuesto y conociendo ambos modelos, considero que el primero (modelo sueco) tiene algún fallo desde mi punto de vista, ya que a pesar de ser una discriminación positiva hacia aquellas mujeres que ofrecen su cuerpo a cambio de dinero, atenta contra la libertad del ser humano.
Por otro lado, con la legalización de la prostitución como hacen en los Países Bajos, se corre el riesgo de que se produzcan guetos y sitios marginales donde se focalicen estos lugares de prostitución, donde al fin y al cabo se sigan señalando con el dedo aquellas personas que libremente quieran ejercer la prostitución.
Sin embargo, hay que según un estudio, la legalización y/o regulación de la prostitución han conducido a:
- un drástico aumento en todas las facetas de la industria del sexo,
- un marcado incremento en el involucramiento del crimen organizado en la industria del sexo,
- un dramático aumento en la prostitución infantil,
- una explosión en la cantidad de mujeres y niñas extranjeras traficadas hacia la región, así como
- indicaciones de un incremento en la violencia contra las mujeres.
En mi opinión, considero que es positivo legalizar la prostitución garantizando una seguridad y una higiene a aquellas personas quieran ejercerla bajo su voluntad adaptando lugares limpios y adecuados donde poder dar dicho servicio.
Celia Martínez Baena
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