Aitana,
Sara, Iker, Javier, Sergio… Son algunos de los niños y niñas que necesitan que pensemos
en ellos antes de tirar un tapón de plástico a la basura.
Están afectados
por enfermedades “raras” y sufren el rechazo de la sanidad pública. Ante esto,
sus familiares y allegados han decidido no rendirse y han creado la iniciativa denominada
“Tapones solidarios” que pretende recaudar fondos para ayudar a costear los
gastos que suponen sus operaciones, en el mejor de los casos.
En otros
casos, las enfermedades todavía no tienen cura, ya que no se ha investigado para poder conocer los
tratamientos posibles. Los grandes laboratorios consideran que no es rentable
destinar fondos para enfermedades poco comunes como puede ser la
Ataxia-Teleangiectasia.
Las
familias pretenden cubrir los huecos que no cubre la seguridad social con
tapones vendiendolos a empresas recicladoras de plástico a un precio de 300€ la
tonelada. No les queda más remedio que recurrir a esto, lo cual pone de
manifiesto que el derecho a la salud que promulgan multitud de acuerdos
internacionales no es una realidad.
En mi
opinión, creo que es completamente inmoral la pasividad de la Administración
que, deja a su suerte a estos niños y a multitud de personas, poniendo en serio
peligro sus vidas y obligándoles a depender de la solidaridad para poder poner
remedio a su situación.
Uno de los
pilares del Estado del Bienestar es la atención sanitaria. España es un país
con un Estado de Bienestar consolidado que presume de ser garante de protección
social en el ámbito de la salud. Sin embargo, somos testigos de cómo en nuestro
día a día la Administración no se responsabiliza de sus obligaciones que el sistema
de sanidad pública tiene atribuidas y niega la cobertura personas que ven como
sus derechos son vulnerados.
Estas
personas no son prioridad para la salud pública e incluso han sido olvidadas,
abogándolas a la sanidad privada que para la mayoría de los ciudadanos de a pie
es imposible costear. Se genera de este modo una gran desigualdad entre los que
tienen posibilidad de costearse el tratamiento (que son pocos) y los que no.
Debemos
despertar el interés de la opinión pública y exigir que se lleven a cabo acciones
por parte de las autoridades públicas competentes, mediante la articulación de políticas
públicas apropiadas.
Es
necesario que se promuevan fondos públicos para fomentar la investigación,
mediante medidas nacionales o europeas, y además asegurar la financiación de
los tratamientos sea cual sea la enfermedad que se padezca.
Esta
situación no se puede sostener éticamente. Las constantes trabas a las que se
enfrentan dichas personas deben de ser eliminadas, facilitando los pasos
administrativos necesarios requeridos para recibir los beneficios sociales a
los cuales deberían tener derecho.
Aquí os
dejo algunas de las iniciativas de los niños y niñas que he nombrado antes:
Publicado por: Aida Giménez Galván.
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