“Cuando el destino nos alcance” es una película
ambientada en el año 2.022, la cual presenta una sociedad basada en la
superpoblación, en donde la pobreza prima en las calles debido a la degradación
del medio ambiente y a la inadecuada utilización de los recursos y de la tecnología
disponible en nuestro planeta. Se han agotado los recursos naturales y los
recursos alimenticios tales como la ganadería y agricultura. Las personas viven
en la extrema pobreza, no tienen comida ni casa donde alojarse: mendigan y se
mueren de hambre. Solo sobreviven gracias a garrafas de agua y un alimento
llamado “soylent green.”
Conforme va transcurriendo el film se descubre
que “Soylent green” son unas pastillas que están compuestas por materias y
sustancias procedentes de seres humanos.
Con esto, el director consigue transmitir una visión apocalíptica sobre la degradación
ambiental que afecta a todo el planeta, hasta el punto de comerse a los
muertos.
Además, dadas las altas tasas de mortalidad y a
la hambruna existente, construyen unas salas donde la gente acude a morir de
forma más placentera que en las calles por la falta de comida.
Para poner en marcha todo este proceso
apocalíptico se cuenta con la ignorancia total de la sociedad. La gran mayoría
vive en suma pobreza deambulando por las calles sin tener un criterio ni una
toma de conciencia sobre lo que está pasando. No pueden revelarse. Los cuerpos
de policía están en todo momento vigilando el ambiente desesperanzado y
asfixiante que se respira en la ciudad.
Así pues, la película nos ofrece una dosis de
individualismo y avaricia. Cada uno de los ciudadanos mira por su
supervivencia, el resto de las personas no les importa. Quieren vivir y hacen
lo que sea para no morir.
La película
muestra un desequilibrio atroz contrastando importantes avances tecnológicos
con una grave escasez de recursos.
¿Qué nos hace
pensar esto?
Pues bien, esta
película ha conseguido hacerme reflexionar sobre la situación global en la que
nos encontramos y sobre el futuro que está por llegar.
Esta situación se
debe al consumismo a gran escala de la sociedad contemporánea. La tecnología y
la ciencia avanzan a pasos agigantados, sin embargo la naturaleza y las
materias primas tienen un límite, y este límite ha llegado por el agotamiento
de los recursos naturales. Esta película nos enseña que debemos cuidar bien
todo lo que tenemos, que malgastarlo solo nos conduce a una grave crisis de
recursos fruto de un consumismo
desmesurado que compromete los recursos naturales.
Así, como dice
la película, consumir más no es lo mismo que consumir mejor, ya que puede ser
tremendamente perjudicial tanto para la salud física y psíquica como para el
entorno.
El
individualismo que prima en la sociedad actual y las medidas gubernamentales
que se están llevando a cabo no hacen sino que fomentar más un sistema que
cae por su propio peso.
La eliminación
de los servicios públicos y su consecuente privatización, sumado al desempleo y
a la precariedad laboral solo fomenta la pobreza y la exclusión social.
Si eliminan del
sistema el Estado de Bienestar, la gente cada vez será más ignorante, pues solo podrán
recibir una educación los ricos; también la esperanza de vida irá en
detrimento, ya que solo podrá acudir al médico quien tenga capital para ello;
los servicios sociales serán un mito y así podría continuar con derechos tan
fundamentales como la vivienda o la justicia, o la pérdida de valores como son
la igualdad o la solidaridad.
En definitiva, la pobreza será la protagonista de nuestros días.
En definitiva, la pobreza será la protagonista de nuestros días.
¿Vamos a permitir que esto pase?
Concluyendo lo
anteriormente citado, como no hagamos algo para cambiar esta (nuestra) sociedad,
me temo que la ficción no está tan lejos de convertirse en realidad.
Celia Martínez Baena
Grupo G / 3er Curso
Grado en Trabajo Social
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