EL PAÍS - Madrid - 02/01/2012
El empleo doméstico -en su inmensa mayoría
desempeñado por mujeres- disfruta desde ayer casi las mismas condiciones
laborales y de cotización que el resto de los sectores. Cualquier
trabajo doméstico implica desde este año la existencia de un contrato
escrito (hasta ahora podía ser verbal) y la retribución deberá
equipararse, al menos, al salario mínimo (641,41 euros al mes). Además,
las familias deberán cotizar por sus empleadas de hogar desde la primera
hora trabajada, frente al modelo anterior, que solo obligaba a partir
de 20 semanales.
El nuevo marco laboral establece que la retribución
en especie no superará el 30% del total y, una vez detraída, el salario
no podrá quedar por debajo del mínimo. Con la regulación en vigor hasta
diciembre, a las empleadas se les podía restar hasta un 45% de su sueldo
en concepto de manutención.
Además, las trabajadoras recibirán
dos pagas extraordinarias al año (hasta ahora eran medias pagas) y se
mejorará el descanso entre jornadas. El nuevo marco laboral y de
Seguridad Social fue aprobado por el anterior Gobierno socialista para
que entrase en vigor en 2012 tras 25 años en que este colectivo se regía
por unas condiciones arcaicas.
Sin derecho a paro
En
el ámbito laboral, se mantiene como causa de despido la mera voluntad
del empleador, pero deberá comunicarlo de forma expresa. En los nuevos
contratos, se amplía de siete a 12 días de salario por año de servicio
la indemnización. Queda pendiente, eso sí, el proyecto más ambicioso: el
acceso a la protección por desempleo.
En Seguridad Social, las
empleadas de hogar se integran en el régimen general y cotizarán desde
la primera hora. Para ello, se establecen 15 tramos de cotización con
unas bases que van desde los 90,2 euros mensuales hasta los 748,2. Para
relaciones laborales ya existentes, empleadores y empleados tendrán
hasta el 1 de julio para regularizar su situación. También se establece
un periodo transitorio, hasta 2019, para equiparar las cotizaciones de
estos empleados a las del régimen general.
UGT consideró ayer un
"logro histórico" el nuevo marco, que afectará a unas 700.000 personas
del servicio doméstico en España. En un comunicado, el sindicato aseguró
que pedirá una reunión al nuevo Gobierno para tratar de la reforma de
este sector
Como hemos podido observar, el
título de esta noticia hace referencia al género femenino, debido a que la gran
mayoría de empleadas del hogar son mujeres.
Así, según cifras del Instituto
Nacional de Estadística INE aproximadamente 800 mil personas trabajan como
empleados o empleadas del hogar y más del 90% son mujeres -según se desprende
del informe de la 99 Conferencia Internacional de Trabajo de 2010 de la OIT.
Además, el 60% de las empleadas
de hogar son inmigrantes (provenientes mayoritariamente de América Latina).
Este hecho nos invita a reflexionar sobre la conocida feminización de la pobreza, ya que un gran número de mujeres,
independientemente de su nacionalidad, ven vulnerados sus derechos y sufren una
fuerte discriminación en materia de Seguridad Social con respecto a otros
sectores productivos
Estamos ante un colectivo por
tanto que sufre una triple discriminación, por ser mujeres, por ser inmigrantes,
y por pertenecer a uno de los sectores más desregulados.
Las empleadas del hogar,
mayoritariamente desempeñan trabajos de limpieza y cuidado de personas
dependientes, empleos desempeñados en su mayoría por personas poco
cualificadas, y que al mismo tiempo reciben escasa remuneración.
Este empleo sitúa a las empleadas
y empleados de hogar en una posición de inferioridad con respecto al resto de
trabajadores. Afortunadamente, a
partir del 1 de enero de 2012, el Régimen Especial de Empleados de Hogar pasará
a integrarse dentro del Régimen General de la Seguridad Social. Este hecho, de
carácter histórico, permitirá acabar con la discriminación que venían sufriendo,
al dotar a quienes trabajan en el empleo doméstico de una serie de prestaciones
homogéneas a las del resto de sectores productivos.
De este modo, quienes trabajen en el empleo
doméstico tendrán derecho a las mismas prestaciones que ya tienen reconocidas
el resto de trabajadores del Régimen General, aun así quedan pendientes la
equiparación de algunos derechos como, por ejemplo, que los trabajadores
domésticos no cotizarán por desempleo ni tendrán derecho al mismo, algo que,
deseo, regulen lo antes posible. No obstante, lo anterior es una buena noticia.
CELIA MARTÍNEZ BAENA, GRUPO G
3º de GRADO en TRABAJO SOCIAL
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