A raíz de la lectura del libro de George Lakoff “No pienses
en un elefante. Lenguaje y debate político.” Y de la siguiente noticia, http://www.elmundo.es/elmundo/2012/04/20/espana/1334918571.html,
he querido dedicar este post a la reflexión sobre el poder que se les da a las
palabras y al lenguaje como herramientas de manipulación del pensamiento.
Según la noticia, Interior quiere que un hecho considerado
actualmente como “desobediencia civil” se trate como un “atentado contra la
autoridad”.
Así empiezan los grandes cambios y así se configuran los
diferentes modos de pensar según las ideas políticas, con las palabras. Lo que
para algunos son “reformas” o “formas de ahorro” para otros son “recortes”, y
las diferentes connotaciones que conllevan estas palabras son enormes. Este
cambio en la ley, para algunos es una forma de “control que atenta contra la
libertad de manifestación” y para otros es una forma de “garantizar el derecho
y libertad a disfrutar de la vía pública”.
Palabras como “guerras preventivas” o “matrimonio” siguen
creando debate, pues las palabras crean marcos de configuración del pensamiento
(donde enmarcamos nuestras ideas políticas), crean realidades y el problema
reside aquí, cuando utilizamos un mismo lenguaje para referirnos a realidades
percibidas de forma diferente.
Todo esto no es para demonizar el lenguaje, ni mucho menos
para advertir de su “peligrosidad” sino una llamada al sentido crítico y a la
disposición para interpretar todo aquello que nos maquillan con palabras. Y en
relación con nuestra futura profesión, escoger las palabras adecuadas será
posiblemente la clave para conectar con los usuarios. Pues el lenguaje es, no
lo olvidemos nuestra herramienta de comunicación.
Quique Viosca Tornero
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