Parejas para una España mestiza
En 2006 se celebraron 30.000 bodas ‘internacionales’ en España. En uno de cada siete matrimonios había algún cónyuge extranjero
El tema de los llamados matrimonios mixtos fue objeto de análisis en el VIII Congreso sobre Inmigración organizado por la Asociación Sociocultural y de Cooperación al Desarrollo por Colombia e Iberoamérica (Aculco), que esta vez eligió como lema una pregunta: “¿Es posible una España mestiza?”. Un interrogante de respuesta difícil, entre otras cosas porque el discurso integrador y la realidad avanzan a su propio ritmo y, como señaló Calvo Buezas, “tenemos muy buenas leyes, pero las cumplimos muy mal”. El mestizaje, remachó, es algo mucho más complejo que el simple “soy español o española de papeles”.
Sobre ese telón de fondo, que desborda el marco español y abarca cada vez más a todo el ámbito europeo, los testimonios aportaron un interesante mosaico de vivencias de mestizaje. Empezando por la perspectiva filial de la joven Leticia Flórez, que confiesa sentirse “un poco de todas partes” como resultado de su peripecia vital (boliviana de nacimiento e hija adoptiva de francesa y español) y de su compromiso investigador de socióloga: prepara su doctorado con un trabajo sobre la integración de hijos de inmigrantes, cuando no hace tanto que “éramos muy pocos de color, y nos miraban un poco raro”.
Valentín Cárcamo, salvadoreño casado con una española con la que tiene dos hijos, ve clarísimo su autorretrato: “Yo soy mestizo”. Como hijo de madre india y padre negro, como marido de mujer blanca, subraya que “la diversidad ya existe, aunque hay personas que se niegan a reconocer lo evidente”. Y advierte: “Sólo las sociedades cultas y biempensantes se dan cuenta”.
Sobre ese telón de fondo, que desborda el marco español y abarca cada vez más a todo el ámbito europeo, los testimonios aportaron un interesante mosaico de vivencias de mestizaje. Empezando por la perspectiva filial de la joven Leticia Flórez, que confiesa sentirse “un poco de todas partes” como resultado de su peripecia vital (boliviana de nacimiento e hija adoptiva de francesa y español) y de su compromiso investigador de socióloga: prepara su doctorado con un trabajo sobre la integración de hijos de inmigrantes, cuando no hace tanto que “éramos muy pocos de color, y nos miraban un poco raro”.
Valentín Cárcamo, salvadoreño casado con una española con la que tiene dos hijos, ve clarísimo su autorretrato: “Yo soy mestizo”. Como hijo de madre india y padre negro, como marido de mujer blanca, subraya que “la diversidad ya existe, aunque hay personas que se niegan a reconocer lo evidente”. Y advierte: “Sólo las sociedades cultas y biempensantes se dan cuenta”.
(www.lasprovincias.es)
Un juez impide una boda interracial
CHICAGO. (Agencias) - Un juez de paz rechazó casar a un negro y una blanca en Luisiana (sur de Estados Unidos) con el pretexto de que sus hijos serían rechazados por sus comunidades respectivas, informó la prensa local.
“No soy racista”, aseguró Keith Bardwell, juez de paz de Tangipahoa Parish, al diario Hammond Star. “Organizo ceremonias para parejas negras aquí mismo, en mi casa. Pienso en primer lugar en los hijos”, añadió.
“No soy racista”, aseguró Keith Bardwell, juez de paz de Tangipahoa Parish, al diario Hammond Star. “Organizo ceremonias para parejas negras aquí mismo, en mi casa. Pienso en primer lugar en los hijos”, añadió.Bardwell precisó al diario que pensaba que los matrimonios mixtos no duraban mucho tiempo y que los niños nacidos de una unión de este tipo no eran aceptados ni por la comunidad negra ni por la blanca.
“No celebro matrimonios mixtos porque no quiero imponer a los niños una situación que no hayan deseado”, añadió el juez. “En mi corazón, siento que los niños luego sufrirán”.
Beth Humphrey, que es blanca, y Terence McKay, que es negro, fueron finalmente casados por un juez de paz en una comuna vecina.
“Todavía no puedo creer que haya hecho eso. Es un caso de discriminación flagrante”, declaró Humphrey.
(radiografiamundial.com)
Alba Ostos
Como la mayoría de vosotr@s sabréis yo soy blanca y mi novio es negro, guineano para ser exactos. Me parece increíble que aun haya alguien que crea que los niño@s van a ser marginados por el hecho de tener padres de distinta raza. A mi parecer, esto no ocurrirá si nuestra sociedad evoluciona y deja de ver estos casos como extraños o problemas sociales, puesto que el verdadero problema es la discriminación y las personas que no aceptan que hayan otras diferentes a ellas.
ResponderEliminarEl problema es cuando voy al cine o a cenar y nos miran raro, no el color de la piel de nadie.
"Yo no soy racista pero..." con este enunciado empiezan los racistas escudándose en argumentos estúpidos y pronazis.Yo soy de una minoria etnica,cuando estudiaba en el instituto,una compañera dijo lo siguiente " Yo no soy racista pero no me parecen bien los matrimonios interraciales por el bien de los niños".Era una adolescente, aún demasiado vulnerable por lo que no supe defenderme, pero recuerdo perfectamente a aquella racista.Este mismo discurso hacian algunos profesores del instituto.La verdad es que mucha gente no se cree que existe este tipo de discriminación o es que pretenden, fingen no verlo, que es peor aún.
ResponderEliminarSinceramente, hay un largo camino hacia una sociedad multicultural e interracial en el que la igualdad y repeto sean palabras y actitudes normales.
Xue
que le den por saco a la gente que nos mira raro( y digo nos) por que llevo casada 15 maravillosos años con el hombre de mi vida(de sierra leona) el cual me ha dado dos hijos guapisimos y la nenita viene en camino.
ResponderEliminara parte de esto.. creeis que tenemos que estar dando pretextos? yo no.Solamente dire que a quien lo le guste que no mire, ale! saludos desde españa