sábado, 19 de mayo de 2012

La noción de clase social y la movilización en tiempos de crisis.


     Todos de una manera o de otra sabemos que pertenecemos a algún estrato de la sociedad según nuestra condición social y económica. Si reducimos la clasificación al máximo, veremos que casi seguramente por ser el grupo mayoritario por lejos, pertenecemos al que no posee ni la mayor parte de los recursos o riquezas, ni al que tiene la oportunidad de decidir sobre el destino de los demás, a pesar de ser una minoría.
     Pero hay algo que he observado y lamentablemente he padecido en otras tierras y que posiblemente sea algo natural del ser human que hay que evitar. Es la falta de capacidad para reconocer a los que están en nuestra misma situación, con quienes nos deberíamos unir para el reclamo de cambios para lograr algo más justo. No saber que pertenecemos a cierta clase social con la que compartimos rasgos distintivos, y además buena parte de nuestras penurias, nos puede llevar al error de creer en un "sálvese quien pueda", y negar nuestra ayuda a nuestros similares, evitar asociarnos con ellos para luchar por soluciones, o incluso verlos como competidores. Esto sería desaprovechar la fuerza de la unión. Las varillas sueltas son débiles ante la presión, pero no las que forman un haz bien conformado tal como nos mostró alguna vez la heráldica de la Roma antigua en sus fasces, tomadas por muchas instituciones de países escandinavos y llegadas hasta la actualidad.
       No compitamos con nuestros semejantes. Esto que por parecerse a "proletarios del mundo uníos!" puede resultar anticuado, es la única forma de salir de una crisis como ésta sin perder lo obtenido tras muchos años de lucha. Una vez que sabemos reconocer a nuestros pares, y que debemos acercarnos a él, pasaremos ahora sí, a la organización de la acción. Pero ante todo debemos conocer que lugar ocupamos en la sociedad y quienes son nuestros compañeros de viaje, los que están como nosotros, y junto a quienes enfrentaremos a los que nos la hacen difícil. Estos, la minoría que siempre la pasa bien, son el verdadero objetivo de nuestra acción.  

                                                                                                   Leonardo Rodríguez.

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