viernes, 22 de abril de 2011

FEMINICIDIO EN CIUDAD JUÁREZ.


La violencia contra las mujeres y las niñas es probablemente la violación de los derechos humanos más habitual y que afecta a un mayor número de personas. Además está presente en todas las sociedades del mundo, independientemente de cual sea su sistema político o económico. La violencia contra las mujeres no sabe de culturas, ni de clases sociales ni de étnias. Este escándalo cotidiano se manifiesta de diferentes maneras y tiene lugar en múltiples espacios, pero posee una raíz única: la discriminación universal que sufren las mujeres por el mero hecho de serlo.

La violencia contra las mujeres y las niñas se manifiesta de diferentes formas. Sufren violencia a manos de sus parejas y ex parejas, son víctimas de trata de personas, son blanco de violencia sexual, se las somete a mutilación genital y a matrimonios forzosos.

TODAS ESTAS FORMAS DE VIOLENCIA SON INEXPLICABLES Y REPUGNANTES… PERO… ¿QUÉ DEMONIOS PASA EN CIUDAD JUÁREZ?

En Ciudad Juárez desaparecen mujeres y no se vuelve a saber más de ellas, a menos que sus raptores decidan hacer aparecer sus cuerpos sin vida y con evidencias claras de haber sido brutalmente torturadas y asesinadas, violadas de manera tumultuaria y arrancadas partes de su cuerpo o quemadas. Es un dolor terrible para esta sociedad. ¿No hay nada que mueva a quienes pueden hacer algo al respecto?

La desesperación y miedo de las familias de vivir en tal inseguridad al ver a las hijas salir del hogar sin saber si van a regresar, no son motivo que afecte la voluntad de nadie de poner un freno a estos hechos.

A la fecha estos crímenes están impunes, y a las mujeres desaparecidas nadie las busca... y los asesinatos y desapariciones continúan sin que a la fecha haya responsable alguno.




En Ciudad Juárez (Chihuahua, México) empezaron a matar mujeres en enero de 1993. Desde entonces se han contabilizado unos 460 asesinatos y unas 600 desapariciones; y digo "unos" y "unas" porque las cifras varían escandalosamente según las fuentes, lo cual nos da una idea del absoluto descontrol policial e institucional con que se maneja este exterminio.

La primera víctima fue una niña, Alma Chavira Farel. Todas las demás asesinadas han sido jóvenes (de entre 10 y 35 años), y pobres. Muchas de ellas no tenían ni familia: eran desplazadas de otros lugares de México, a trabajar en la maquila. Mujeres, jóvenes, pobres y solas: las víctimas perfectas de la impunidad.

Las familias, las compañeras de estas muchachas, activistas en pro de los derechos humanos, periodistas y abogados, además de al dolor y al horror, han tenido que enfrentarse también a la difamación, a la intransigencia, al encubrimiento, a la corrupción, a la obstaculización, a la indiferencia e incluso a las amenazas de funcionarios y autoridades.

En 2003, por ejemplo, se suspendieron las investigaciones porque "molestó" un informe de Amnistía Internacional. Las declaraciones de una mujer secuestrada que logró escapar de sus raptores, se desecharon "porque estaba ebria". Se revela de las víctimas que se dedicaban a la prostitución, habían tenido relaciones sexuales antes de ser estranguladas o eran adictas a las drogas; que se lo habían buscado, o sea. Hay funcionarios detenidos, involucrados en redes de prostitución de menores. Los crímenes se clasifican de "pasionales" y se han fabricado culpables mediante confesiones arrancadas bajo tortura.

Muchas de las asesinadas permanecieron secuestradas varios días antes de morir. Se las trató con violencia extrema y abandonaron sus cuerpos en lugares hostiles.





Roberto Bolaño dijo sobre el exterminio de Ciudad Juárez: Nadie presta atención a estos asesinatos, pero en ellos se encierra el secreto del mundo.









María Rubio

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