domingo, 4 de marzo de 2012

reforma laboral

La reciente reforma laboral, a pesar de ser tan regresiva y perjudicial para la clase trabajadora, no está provocando la indignación y contestación social que se merece. Echo en falta un mayor grado de actitud crítica, en los medios de comunicación y en buena parte de los ciudadanos, hacia una reforma que atenta gravemente contra los derechos laborales y que pone en riesgo la cohesión social.
Es comprensible que el Gobierno, medios afines y empresarios alaben hasta la extenuación esta desequilibrada reforma laboral, pues, seguramente, sean los únicos que salgan beneficiados de esta flagrante injusticia. Pero, lo que más me cuesta entender, es la actitud de algunos trabajadores; una actitud que se mueve entre el miedo, la pasividad, la indiferencia y, sobre todo, el desconocimiento de las consecuencias que esta reforma tendrá en sus vidas, en nuestras vidas.
El Real Decreto ley 3/2012, de 10 de febrero, pasará a la historia como un hito de este Gobierno que, como bien dice, marcará un antes y un después. Pero no precisamente para mejor. Esta reforma no acaba con las injusticias y las discriminaciones, como afirma este Gobierno, sino que las incrementa.
Esta reforma no generará empleo, sino precariedad e incertidumbre. Y si alguien alberga alguna duda, que se lea el Real Decreto ley y comprenderá la verdadera dimensión de esta retrograda reforma
http://elpais.com/ss2012/03/02/opinion/133045717578_278280.html

RUBEN MASIÀ GRUPO F

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