miércoles, 11 de enero de 2012

¿Pueden salvar vidas los tapones de plástico?


Aitana, Sara, Iker, Javier, Sergio… Son algunos de los niños y niñas que necesitan que pensemos en ellos antes de tirar un tapón de plástico a la basura.

Están afectados por enfermedades “raras” y sufren el rechazo de la sanidad pública. Ante esto, sus familiares y allegados han decidido no rendirse y han creado la iniciativa denominada “Tapones solidarios” que pretende recaudar fondos para ayudar a costear los gastos que suponen sus operaciones, en el mejor de los casos.

En otros casos, las enfermedades todavía no tienen cura, ya que no se ha  investigado para poder conocer los tratamientos posibles. Los grandes laboratorios consideran que no es rentable destinar fondos para enfermedades poco comunes como puede ser la Ataxia-Teleangiectasia.

Las familias pretenden cubrir los huecos que no cubre la seguridad social con tapones vendiendolos a empresas recicladoras de plástico a un precio de 300€ la tonelada. No les queda más remedio que recurrir a esto, lo cual pone de manifiesto que el derecho a la salud que promulgan multitud de acuerdos internacionales no es una realidad.

En mi opinión, creo que es completamente inmoral la pasividad de la Administración que, deja a su suerte a estos niños y a multitud de personas, poniendo en serio peligro sus vidas y obligándoles a depender de la solidaridad para poder poner remedio a su situación.

Uno de los pilares del Estado del Bienestar es la atención sanitaria. España es un país con un Estado de Bienestar consolidado que presume de ser garante de protección social en el ámbito de la salud. Sin embargo, somos testigos de cómo en nuestro día a día la Administración no se responsabiliza de sus obligaciones que el sistema de sanidad pública tiene atribuidas y niega la cobertura personas que ven como sus derechos son vulnerados.

Estas personas no son prioridad para la salud pública e incluso han sido olvidadas, abogándolas a la sanidad privada que para la mayoría de los ciudadanos de a pie es imposible costear. Se genera de este modo una gran desigualdad entre los que tienen posibilidad de costearse el tratamiento (que son pocos) y los que no.


Debemos despertar el interés de la opinión pública y exigir que se lleven a cabo acciones por parte de las autoridades públicas competentes, mediante la articulación de políticas públicas apropiadas.

Es necesario que se promuevan fondos públicos para fomentar la investigación, mediante medidas nacionales o europeas, y además asegurar la financiación de los tratamientos sea cual sea la enfermedad que se padezca.

Esta situación no se puede sostener éticamente. Las constantes trabas a las que se enfrentan dichas personas deben de ser eliminadas, facilitando los pasos administrativos necesarios requeridos para recibir los beneficios sociales a los cuales deberían tener derecho.

Aquí os dejo algunas de las iniciativas de los niños y niñas que he nombrado antes:









Publicado por: Aida Giménez Galván. 

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